Allí esta ella caminando por en medio de la ciudad, sintiendo la carga
enorme de sus propios pensamientos, como las luces sobre su cabeza, ocultando
su propio sufrimiento, para dejar afuera una cara bien arreglada e insegura.
Buscando desahogar su verdad. Ahogar un poco de la violencia que emana a gritos
desde su pecho, y eso es lo importante, el ímpetu que ella carga adentro y al
parecer es lo único real.
De todas maneras no dejaremos a la vida derramarse del vaso en esta
noche larga y emotiva,
Nos derramamos por entre el suelo. Somos dos y no uno, y gritamos a
todos ellos que nos envidian en su soledad, desde rincón de nuestra noche.
Estoy seguro que te masturbas en la noche y añoras no estar sola más. Piensas
que no importa quién sea el que venga con tal de que venga rápido, que te
toque, que nos toquemos y finjamos durante un momento.
No finjamos y ¿Quién dice que el cuerpo no es lo verdadero? ¿Qué las
miradas y los dedos atravesando la curva de tus senos es más real que ideas?
Últimamente siempre estoy detenido en el marco de la puerta, enganchado
a lo que sé que me dirás, contenido por el miedo a tu huida, a que me dejes aquí
colgado de mis pensamientos, incapaz de decirme las buenas noches cuando sabes
que es lo único que tengo.
De cualquier otra forma estaría perdido, porque necesito un salvavidas
con desesperación ya que nada más parece sonreírme, sino las paredes.