Muchas veces dijiste que no te escribiera para contar pesares o
tristezas. Es cierto también que no te sentaba muy bien por esa salud tan
frágil que llevabas. Pero sabes algo? las últimas cartas nunca se responden.
Recuerdo tu expresión antes de marcharnos, nos quedamos parados allí en
la esquina antes de voltear la cara, yo sentí tus ojos pegados a la nuca unos
10 pasos más, pero cuando voltee ya te habías ido. Tu no prestabas mucha
atención a mis palabras eso también lo recuerdo, mirabas al techo y después me
soltabas algo sobre lo mucho que brillaba el cielo en las noches que se iba la
luz. Yo me ponía bravo y no sin razón al verte tan pérdida en este mundo de
lobos.
Odiabas que te tomara sin tu permiso, así fueran tus manos únicamente
era como si mis manos plagadas de espinas te rasgaran sin pena esa piel tan
suave que tenías, me alejabas con toda esa fuerza pero, no me hacías nada. Mis
brazos aunque delgados nunca fallaron en contenerte. Refulgían tus ojos de ira
al verte impotente y al momento, el llanto. Pero un llanto dulce que me
encantaba porque te volvías mansa, te dejabas arrullar como añorando ese padre cabrón
que te dejo para atender sus negocios en Holanda.
Hoy te escribo para sellar un comienzo, ya sabes lo que dicen “todo lo
que comienza acaba” y lo nuestro no termino de la mejor manera. No me culpo de
no haber notado lo cerca que estabas del fin. Si tan solo no hubieras dicho las
palabras. Recuerdo lo mucho que querías ir a París, mirabas el techo azul de mi
cuarto, y suspirabas lento como si no quisieras dejar escapar el aire que aún
guardaban tus sueños.
Te escribo antes de medianoche porque fue justo ayer a esta hora que vi
en ti un reflejo de alegría. De todas formas ambos sabíamos cómo iba a terminar
un poco de silencio un rastro de sudor, nunca fuiste fácil, pero ayer fue
especialmente difícil sé que no te gustaban los finales violentos, lo supe por
tu reacción a las películas. Decidí un final sencillo muy higiénico. Sé que
nunca te llevaste mal con el látex y espero que lo hayas disfrutado.
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